
¡Acuarela! ¡Acuarela!, pedía un hombre, posiblemente sentado de la mitad de la sala hacia atrás, cuando los artistas se estaban despidiendo luego de casi dos horas de un recital prolijamente diseñado en homenaje a Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, el sábado 27 de marzo en el teatro Español de la ciudad de Neuquén.
¡Sí, Acuarela!, le hacía eco una señora de la segunda fila. Motivado por la réplica el hombre del fondo insistió: ¡Acuarela! ¡Acuarela!.
Seguramente la cantante escuchó el pedido y el eco, pero disimuló la torpeza y optó por no responder. Entre el público hubo quienes hicieron comentarios risueños por lo bajo sobre el episodio.
Como en todas partes del mundo, entre la concurrencia a un espectáculo musical debe haber quienes saben de qué se trata y los que intuyen. (Cuando era intendente de Neuquén, Luis Jalil dijo, al presentar su proyecto del Teatro de la Ciudad, que no sabía mucho de cultura, pero la intuía).
Al parecer ese sábado los intuitivos eran minoría -o si había muchos sólo se notó uno-, porque la atención, la emoción y el respeto que se manifestó en la sala por el trabajo del trío de Rogério Botter Maio, en contrabajo y arreglos, con Fabio Leandro, en piano y arreglos, ambos paulistas, y el porteño Salvador Toscano, en batería, más la voz de la exquisita cantante del sur brasileño, Ana Paula Da Silva, sólo se interrumpió por unos segundos al final cuando luego de disfrutar Eu sei que vou te amar, retumbó en el cine ¡Acuarela! ¡Acuarela!... ¡sí, Acuarela!
Hasta aquí este relato es injusto con los artistas, porque se antepone una anécdota a la descripción de un recital muy sentido y cuidadosamente producido, de tal manera que a pesar de los modernos y excelentes arreglos musicales no se diluyeron las raíces y el espíritu de las canciones de Vinicius y Jobim.
Sin embargo, no se puede evitar la mención del descuelgue ya que se confunde –también injustamente para uno y otros- a Toquinho (Antonio Pecci Filho) con esos dos autores y compositores, aunque el cantante y guitarrista haya compartido algunas autorías con de Moraes y otros trabajos con Jobim. El programa decía claramente "Homenaje a Jobim y Vinicius".
Transcurrida más de la mitad del espectáculo, Botter Maio dijo que seleccionar para dos horas un repertorio tan extenso y diverso como el que crearon estas dos leyendas del bossa nova, es una tarea difícil, y es posible que se interprete como un desaire hacia una determinada composición el no haberla incluido en el espectáculo.
Algo parecido ocurriría con un recital en tributo a las canciones creadas por Toquinho, aunque en menor medida, corriendo el riesgo de que uno del público neuquino pida ¡Mañana de carnaval! ¡Mañana de carnaval!
De todos modos, se pudo vivir una noche de sábado con saudade y sin reproches a cuatro músicos -tan buenos profesionalmente como la humildad que exponen en el escenario- que saben exactamente qué quieren transmitir.
PD: Para los intuitivos se aclara -por las dudas- que Acuarela es uno de los temas emblemáticos de Toquinho, compuesto por él sin la ayuda de Vinicius ni de Jobim.
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